La hora robada

Quienes democratizan el sufrimiento y la desesperanza,

quienes inoculan en nuestra sangre el miedo a lo por venir,

también nos roban una hora,

haciéndonos creer que una pequeña quita personal

fermenta en una lucrativa añadidura colectiva.

Hoy vamos a vivir una hora menos.

Es necesario esforzarse para que las veintitrés que nos han dejado los fariseos del sanedrín estén llenas de razones para respirar.

Mañanica de Pascua.

Pura alegría del gozo simple de vivir.

A la calle.

A volar las almas en la playa o en las eras.

Que las vean alegres.

Que se jodan.

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La hora robada

José M. López Blay